Un aligátor captura en las costas de Florida a un tiburón nodriza y lo engulle sin pestañear. A pesar de las diferencias entre el agua salada y la dulce, no se trata de una escena de una película de ciencia ficción, sino de una de las pocas observaciones científicas que se han realizado sobre las interacciones entre estos dos depredadores, protagonistas ahora de nuestro #Cienciaalobestia.
A diferencia del ser humano, que es incapaz de regenerar un diente perdido, muchos animales son capaces de recuperar piezas dentales gracias a células madre que se activan en caso de necesidad. Un equipo de científicos investiga cómo los dientes de los aligátores vuelven a crecer. Creen que podrían aplicarlo a humanos en el futuro.