Por defensor acérrimo que se sea de la medicina tradicional china, nadie puede acusar a Víctor Javier Sanz (Bilbao, 1950), autor de ‘La acupuntura ¡vaya timo!’, de no haber hecho un exhaustivo trabajo de campo para escribir su libro. Este cardiólogo, que ejerce como médico de familia, llegó a acudir a un acupuntor “disfrazado de paciente”. Aprovechó que padecía de migrañas, una de las indicaciones de la acupuntura, para experimentar en primera mano la técnica: “Pensé: si me curo, vuelvo y quemo el libro”. Dos años después, sigue sufriendo migrañas y aboga sin medias tintas por la prohibición de la acupuntura. Según él, los ensayos clínicos de esta técnica no son fiables.