La reconstrucción de las tormentas en el Mediterráneo occidental ha permitido entender año a año las fluctuaciones del clima mediterráneo desde el 763 a.C. hasta el 2012. Los datos, obtenidos a partir de los registros sedimentarios del lago Montcortés en Lleida, confirman que el final de la presencia de los romanos en la Península (entre los años 370 y 670) coincidió con los tres siglos más secos, en los que apenas hubo tormentas.
Investigadores de la Universidad de Cádiz han aplicado una técnica basada en la evaluación de las pérdidas de masa en muestras contaminadas para corroborar que los contaminantes metálicos han desaparecido. Este sistema permite reducir el tiempo de análisis a unas horas.
El grupo de investigación Hidrología y Medio Ambiente de la Universidad del País Vasco ha localizado en el río Deba y sus afluentes los tramos de mayor riesgo potencial por sus altos contenidos en metales. Asimismo, ha identificado las fuentes de contaminación y ha valorado el efecto de determinado tipo de crecidas sobre el arrastre y distribución de los sedimentos, y los metales asociados a ellos.
El gran tsunami que asoló Cádiz tras el terremoto de Lisboa de 1755 es el más reciente, pero no el único. Nuevos depósitos sedimentarios hallados en la playa gaditana de Barbate demuestran que un tsunami de gran magnitud se produjo hace 4.000 años, y se suma a otros siete ocurridos durante los últimos 7.000 años, reduciendo así a mil años la recurrencia de estos eventos extremos en la costa andaluza. Según el estudio, los depósitos se asemejan a los restos del tsunami japonés del 11 de marzo de 2011.
Un estudio explica cómo una mayor carga de sedimentos forma ríos más serpenteantes y alertan de que las presas planificadas en el sistema fluvial del Amazonas pueden modificar esta fisionomía.
Un estudio de los sedimentos del Lago de Sanabria, realizado por investigadores de la Universidad de Salamanca, ha servido para analizar la evolución del clima del noroeste de la península ibérica en los últimos 26.000 años. Los resultados demuestran que las fases climáticas de esta zona están muy relacionadas con las observadas en el Atlántico Norte gracias a los sondeos de hielo de Groenlandia y con otras secuencias marinas y terrestres del Oeste de Europa.
Un estudio liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas muestra la evolución de la vegetación y el impacto de las actividades humanas en el lago Arreo (Álava). El análisis de los sedimentos ha revelado la huella de la llamada Anomalía Climática Medieval, un período marcado por las altas temperaturas y la aridez.
Una investigación de la Universidad de Burgos ofrece una solución a un problema arqueológico habitual: encontrar materiales que pertenecen a grupos humanos diferentes y de distintas épocas en un sedimento homogéneo. Un nuevo método informático aplicado al yacimiento del nivel TD 10 de Gran Dolina, en la Sierra de Atapuerca, ha permitido explicar la fragmentación de los conjuntos líticos y óseos de este lugar.
Un equipo de investigadores españoles ha utilizado varias muestras geológicas extraídas del lago Enol, en Asturias, para demostrar que el Holoceno, periodo que comenzó hace 11.600 años, no fue tan estable en términos climáticos como se pensaba.
El registro de isótopos de litio que reflejan los principales acontecimientos geológicos de la Tierra en los últimos 60 millones de años