Un estudio internacional revela que la ruptura que causó el terremoto de Chile de 2010 hizo desplazar la falla a una velocidad de más de tres kilómetros por segundo. Los datos se han obtenido a través de un Sistema de Posicionamiento Global (GPS) de alta resolución y han permitido, por primera vez, conocer con más detalle las características de terremotos de magnitud superior a 8,5.
El Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas (LAB) de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), dirigido por Michel André, ha detectado el sonido del seísmo que sacudió Japón el viernes 11 de marzo. La grabación se ha realizado desde una red de observatorios submarinos de la Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología Marítimo-Terrestre (JAMSTEC), ubicada a ambos lados del epicentro del terremoto, cerca de la localidad nipona de Hatsushima, y está disponible a través de Internet.
Un equipo científico liderado por la Universidad de Cantabria (UNICAN) ha evaluado el riesgo de tsunamis en la costa sureste española. El estudio apunta que el riesgo de tsunami en el Mar de Alborán es “de medio a bajo”. Otro estudio recopila las consecuencias del famoso terremoto del 1 de noviembre de 1755 en la costa de Huelva: un tsunami que generó inundaciones hasta el centro de la ciudad y que “sólo es cuestión de tiempo que vuelva a ocurrir”. En la actualidad, España sigue sin contar con un plan de prevención.