Hervidas, salteadas o a la brasa, las tortugas siempre han formado parte del menú de las culturas más exóticas. El hallazgo de marcas de procesamiento humano sobre restos fósiles de caparazón y huesos de tortuga en el yacimiento israelí de la Cueva de Qesem demuestra que los grupos humanos incluían ya hace 400.000 años a estos reptiles en sus dietas.
El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y la Universidad de Tel Aviv sientan las bases para a llevar a cabo proyectos de investigación conjunta de los restos fósiles hallados en la cueva de Qesem, entre otros yacimientos israelíes, para profundizar en el estudio del Homo sapiens y su lugar de origen.