Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los aficionados a la micología es la incertidumbre sobre cuántas setas habrá y dónde las va a encontrar. Se trata de un producto silvestre que, por lo tanto, está sometido a las leyes de la naturaleza prácticamente al 100%, pues la intervención del hombre se circunscribe a casos muy concretos de explotaciones aún minoritarias. Salir al monte, buscar los sitios propicios y conseguir llenar al cesta es, por lo tanto, lo habitual entre la mayoría de los aficionados.