Los machos de la rana arborícola japonesa han aprendido a no emitir sus cantos a la vez para que las hembras los puedan distinguir. Científicos de la Universitat Politècnica de Catalunya se han fijado en este comportamiento para crear un algoritmo que asigna colores a los nodos de una red, una operación que se puede aplicar al desarrollo de conexiones sin hilos eficientes.