Imagen de la inauguración de la sala blanca de Thales Alenia Space. / Thales Alenia Space España
La etanolamina forma parte de los fosfolípidos de las membranas celulares. Ahora investigadores del Centro de Astrobiología la han detectado por primera vez en el espacio interestelar, en una nube molecular de nuestra galaxia, lo que puede ayudar a entender la evolución de la capa protectora de las primeras células. Por su parte, otro equipo del CSIC ha encontrado indeno, un hidrocarburo policíclico aromático, en la nube de Tauro.
La casi ausencia de procesos erosivos en la superficie lunar ayuda a conservar las pisadas que dejaron los astronautas, pero ¿hasta cuándo? ¿Quedarán como las de los dinosaurios en la Tierra? ¿Deberían ser patrimonio de la humanidad? Un equipo de investigadores argentinos reflexiona sobre estas cuestiones, además de recrear en 3D la icónica huella de Buzz Aldrin.
Esta astrofísica combina la investigación en contaminación espacial con la preparación para convertirse en astronauta. También realiza labores de protección medioambiental, así como de divulgación en entornos desfavorecidos. Un buen ejemplo de ello es El libro de la Luna, su última publicación, que reúne mitos, leyendas y el conocimiento que tenemos sobre este astro.
Aunque parezca increíble, del vacío pudo emerger el cosmos, que quizá no nació tras una gran explosión. Puede que en ese momento, hace 13.800 millones de años, lo que experimentara fuera un gran rebote tras un periodo de contracción. Desde entonces no deja de expandirse, hasta que termine sus días de forma aburrida y con el tiempo congelado. El autor del libro Más allá del Big Bang nos habla de estas teorías.
Las futuras colonias de nuestro satélite o de Marte podrán cultivar vegetales gracias al trabajo de biólogos como este español del CSIC, que acaba de recibir un premio de la NASA. “No se podrán lanzar semillas a la superficie y esperar a que crezcan”, aclara. Tendrán que desarrollarse en invernaderos, después de superar los daños generados por la ausencia de gravedad.
Investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid y SENER Aeroespacial van a probar la eficacia de un nuevo propulsor de plasma helicón (HPT, por sus siglas en inglés). Se trata de una tecnología espacial de propulsión eléctrica que se podría utilizar en diversos tipos de satélites, para pequeñas plataformas en el espacio e incluso, en el futuro, para viajar a Marte.
El detector espacial LISA de ondas gravitacionales, el telescopio Athena para astrofísica de altas energías, la misión Hera para desviar asteroides, la estación espacial Gateway que orbitará la Luna, una iniciativa para traer muestras de Marte, nuevos satélites de la red 5G… En la próxima década la Agencia Espacial Europea participará en todos estos proyectos gracias al presupuesto de 14.400 millones de euros aprobado esta semana en Sevilla.