Investigadores estadounidenses han confirmado en gusanos C. elegans que la microgravedad afecta a su epigenética, el conjunto de modificaciones químicas que regulan la expresión de sus genes dependiendo del ambiente, y que, además, lo transmiten a su descendencia. El experimento lo han hecho en una cámara rotatoria en la Tierra antes de enviar a los animales a la Estación Espacial Internacional, donde los resultados podrían ayudar a comprender lo que ocurre en el epigenoma de los seres humanos ante la falta de gravedad.
Dos estudios aportan nuevas perspectivas sobre el cromosoma Y. Rastreando la historia de Y en quince mamíferos, los científicos han deducido que tiene muchas más funciones que formar los testículos o producir esperma. Podría ser responsable de que hombres y mujeres tengan distinta susceptibilidad a ciertas enfermedades. También aseguran que, durante su evolución, Y conservó un pequeño conjunto de genes que han permitido la persistencia del sexo masculino.
Una investigación con participación de la Universidad de Oviedo y publicada por la revista Science describe, por primera vez, la reconstrucción de los epigenomas de un neandertal y de un denisovan.
Investigadores del Idibell demuestran que uno de cada cuatro tumores humanos presenta polimorfismos genéticos asociados con un mayor riesgo de cáncer que provocan un cambio epigenético. Dicho cambio modifica la expresión de los genes vecinos.
Un estudio publicado hoy en Nature Communications ha sido el primero en plantear que la vulnerabilidad al dolor, que se consideraba relativamente inalterable, puede cambiar gracias a la epigenética, es decir, a la alteración química de la expresión de genes debido a los factores ambientales y al estilo de vida.
El catedrático de Genética en la Universidad de Edimburgo Adrian Bird ha sido galardonado con el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento por aportar el mapa de activación de los genes y abrir una vía para buscar cura a enfermedades neurológicas.
La experiencia de los padres con sus hijos y de los profesores con sus alumnos demuestra como estos van cambiando sus comportamientos y conocimientos desde que son bebés hasta la adolescencia. Hasta ahora, se conocía muy poco de las causas que podían provocar estos cambios.
Las células sanas viven en un delicado equilibrio entre los genes que promueven el crecimiento, los oncogenes, y los que lo frenan, los antioncogenes o genes supresores tumorales. Este equilibrio se rompe en las células tumorales. Las causas son muchas, como por ejemplo la existencia de mutaciones, pero destaca la adquisición de una señal química, la metilación, que bloquea la actividad de los genes que frenan el cáncer. Se desconoce, sin embargo, qué sucede en las células una vez han adquirido esta alteración epigenética.
Por primera vez, un estudio realizado en ratones de campo admite que el emparejamiento se ve influido por mecanismos epigenéticos. La monogamia en esta especie se desarrolla después de varios episodios de apareamiento de 16 a 24 horas, pero los investigadores la han inducido administrándoles tricostatina A; es decir, han alterado sus conductas de apego social mediante fármacos.
Investigadores del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del IDIBELL han descrito alteraciones en secuencias de ARN de cadena larga no codificante implicadas en el síndrome de Rett, la segunda causa más frecuente de retraso mental en mujeres