El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos ha iniciado una nueva línea experimental con carnívoros salvajes para caracterizar las modificaciones causadas por estos animales en yacimientos arqueológicos prehistóricos. La variedad de agentes y procesos que pueden actuar durante el proceso de formación de los yacimientos es amplia, pero los agentes biológicos acumuladores más relevantes son los homínidos y los carnívoros, según el estudio.
Los grandes carnívoros del Pleistoceno tenían entre su dieta a los homínidos. Un estudio liderado por el Museo Nacional de Historia Natural de Francia ha analizado las marcas de dientes de un fémur encontrado en una cueva de Casablanca (Marruecos) y ha hallado la primera evidencia de que eran cazadores y presa a la vez.
Los neandertales eran buenos cazadores, pero esta cualidad no les libraba de ser víctimas del ataque de los grandes carnívoros. Así lo demuestra un nuevo estudio basado en la investigación forense del IPHES y que permitirá a partir de ahora que la medicina forense incorpore la identificación de las marcas que este tipo de animales dejan en los cuerpos.
Fragmento de radio de perro con marcas de corte. / IPHES
En la Cueva del Mirador en Atapuerca (Burgos), los humanos del Neolítico comieron especies poco consumidas en el resto de la Europa continental. Las marcas de corte y las mordeduras humanas en huesos de perro doméstico, gato salvaje, zorro y tejón demuestran que hace entre 7.200 y 3.100 años los Homo sapiens de Atapuerca no consumieron únicamente cabras, ovejas y vacas.
Un oso en un bosque europeo. / Vicenzo Penteriani
Un trabajo liderado por la Universidad Sueca de Ciencias Agrarias y la Universidad de Oviedo ha analizado la evolución de las poblaciones de oso pardo, lince, lobo y glotón en Europa. Las cuatro especies se encuentran en proceso de recuperación tras haber sido exterminadas de la mayor parte del continente a mediados del siglo XX, entre otras razones, gracias a una legislación favorable en materia de conservación.
Los osos son uno de los animales más emblemáticos de la Prehistoria, pero se sabe poco de su comportamiento como carnívoros. Ahora, un equipo liderado por arqueólogos catalanes, ha estudiado 17 carcasas comidas por osos del Pirineo de Lleida en la actualidad y ha identificado los patrones de consumición de cadáveres enteros. Después, ha comparado los resultados con las mordeduras y fracturas halladas en restos de cadáveres de animales prehistóricos.
La acumulación de cadáveres humanos en la Sima de los Huesos, en la Sierra de Atapuerca, es una de cuestiones que suscita más interés entre los investigadores. En este yacimiento se han localizado restos de al menos 28 individuos de hace cerca de 430.000 años, según las nuevas dataciones llevadas a cabo, junto con fósiles de cientos de osos y otros carnívoros. Pero, ¿cómo llegaron aquí todos estos cadáveres?
Desde que en 1994 se descubrieron los primeros restos de Homo antecessor las investigaciones sobre los episodios de canibalismo que se sucedieron en el nivel TD6 -2 del yacimiento de Gran Dolina, en Atapuerca (Burgos) no han parado. En este estrato, de 800.000 años de antigüedad, han aparecido más de 160 fósiles de esa especie con marcas de corte realizadas con las herramientas líticas y con fracturación intencionales, siendo el caso de canibalismo conocido más antiguo. Los restos de homininos de este conjunto están procesados y consumidos por otros congéneres, como lo demuestran las mordeduras humanas observadas. Ahora, una nueva investigación aporta más luz sobre este comportamiento.