La tenue atmósfera de dióxido de azufre de la luna Ío se congela y condensa sobre su superficie cuando Júpiter pasa por delante del Sol, pero luego esa capa gaseosa vuelve a aparecer cuando el satélite sale de la sombra del planeta gigante. Investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía y otros centros internacionales lo acaban de descubrir con las observaciones del telescopio Gemini.