Investigadores del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial y otros centros españoles han comenzado a analizar una pequeña fracción del material que recogió la nave japonesa Hayabusa 2 en este asteroide. El objetivo es rastrear cómo se sintetizaron las moléculas que dieron lugar al origen de la vida.
“El asteroide Ryugu (llamado como el palacio submarino del dios dragón, según una leyenda japonesa) se formó a partir de un objeto planetario mayor, cuyo origen data de entre 1,8 y 2,9 millones de años después de la formación del sistema solar [hace unos 4600 millones de años]”, explica la geóloga planetaria Olga Prieto Ballesteros, “y luego ese objeto parental se trasladó del exterior al interior del sistema solar y se fragmentó por un impacto a gran escala”.
“A partir de ese material –continúa– se formó Ryugu y otros asteroides, y desde entonces su superficie ha estado expuesta a la radiación por rayos cósmicos y otros procesos que han podido modificar sus materiales”. Unos pocos gramos los recogió en 2019 la nave Hayabusa 2 (halcón peregrino, en japonés) y los trajo a la Tierra en 2020.
Tras tomar las muestras en el asteroide Ryagu, la sonda japonesa Hayabusa2 las trajo a la Tierra y las dejó caer en Australia. / JAXA
Ahora, dos pequeñísimas muestras, de 0,5 y 0,7 microgramos, han llegado en un maletín al Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) cedidas durante un año por la agencia espacial japonesa (JAXA). Este material del asteroide se distribuye en dos cápsulas circulares herméticas para preservar una atmósfera inerte.
“Debemos manipularlas con mucho cuidado y, de momento, vamos a pasar un tiempo haciendo análisis a través de las cápsulas para no contaminar”, apunta Prieto, investigadora del Centro de Astrobiología (CAB, INTA-CSIC), “para más adelante abrirlas siguiendo el protocolo que nos ha enviado JAXA y comenzar el análisis de las partículas” mediante diversas técnicas: espectroscopia Raman, infrarroja, espectrometría de masas y microscopía electrónica.
Además del INTA y el CAB, en estos estudios participan otras instituciones españolas: el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) y las universidades de Alcalá, Jaén y el País Vasco.
Las muestras, numeradas como A0542 y A0552, que han llegado a España. / INTA
¿Y qué se va a investigar exactamente? “Queremos rastrear cómo pudo ocurrir la síntesis de los bloques que dieron lugar al origen de la vida”, responde Prieto, que detalla: “Nuestro objetivo particular es entender la complejidad de la química prebiótica [procesos y sustancias orgánicas que pudieron originar los primeros seres vivos] y su evolución a partir de moléculas prebióticas no canónicas distintas a las conocidas que componen los nucleótidos (como el uracilo, que se ha detectado recientemente en Ryugu), que se pueden formar más fácilmente y preservar en los asteroides carbonáceos como este”.
Queremos rastrear cómo pudo ocurrir la síntesis de los bloques que dieron lugar al origen de la vida
Los resultados se sumarán a los numerosos datos, estudios y compuestos orgánicos que se han identificado gracias a los más de 5 gramos de material del asteroide que trajo la sonda Hayabusa 2.
Ilustración de los tipos de moléculas orgánicas encontradas hasta ahora en las muestras del asteroide Ryugu. / NASA/JAXA/Dan Gallagher
Otro de los objetivos es probar métodos y espectrómetros Raman similares a los que se usaran en futuras misiones a Marte. En concreto, los instrumentos RLS, fabricado y liderado por el INTA para el rover ExoMars (ahora llamado Rosalind Franklin) de la Agencia Espacial Europea (ESA), y RAX para la misión Martian Moons eXploration (MMX) de JAXA a las lunas del planeta rojo, en colaboración con la Universidad de Tokio.
Prieto concluye que los dos objetivos son aspectos muy diferentes y relevantes a la vez: “Identificar moléculas prebióticas en los asteroides que pueden evolucionar siguiendo caminos alternativos hacia las moléculas de la vida sería de gran impacto; y constatar que los instrumentos funcionan con muestras reales es prioritario para la configuración de misiones y avance de la exploración planetaria”.
Ilustración del rover Rosalind Franklin de la ESA, que contará con un espectrómetro Raman similar al que ahora se prueba con las muestras de Ryugu. / ESA/ATG medialab