Los médicos que atendieron al misionero Miguel Pajares, repatriado desde Liberia tras contagiarse de ébola y que falleció el pasado 12 de agosto en el Hospital Carlos III de Madrid, lamentan que, tras una lucha "hasta el fin", el "desenlace" del sacerdote haya sido el que esperaban, su muerte.
Los especialistas en patologías tropicales y del viajero del servicio de Medicina Interna del Hospital La Paz-Carlos III Marta Arsuaga y Fernando de la Calle Prieto, dos de los cuatro integrantes del equipo médico que atendió a Pajares, relatan una experiencia única en España y en toda Europa, donde nunca antes se había tratado a un enfermo de ébola.
Junto a un equipo de enfermería y auxiliares y apoyados por médicos de cuidados intensivos "muy acostumbrados a enfermedades de alto peligro contagioso", los profesionales permanecieron junto a Pajares las veinticuatro horas del día durante las cinco jornadas en las que se logró mantener al religioso con vida.