Los gorilas orientales permanecen cerca de los miembros adultos de su grupo cuando estos mueren, pero también observan, tocan, acicalan y lamen los cadáveres de otros individuos ajenos al grupo. Esta es la conclusión de un grupo internacional de científicos que ha grabado por primera vez este comportamiento que podría tener posibles implicaciones en la propagación de enfermedades como el ébola.