La región pélvica de las mujeres es cuestión de estudio debido a su particular morfología, que complica el dar a luz a un bebé. Una nueva investigación revela que, a partir de la edad reproductiva, la estructura de la pelvis de las mujeres empieza a diferenciarse de la de los hombres para propiciar las condiciones óptimas durante el parto. El estrógeno y la alimentación son factores clave de este desarrollo.
Mediante tomografía computarizada examinaron el desarrollo de la pelvis de 275 individuos con edades comprendidas desde el nacimiento hasta los 95 años de edad. Los resultados muestran que, hasta el inicio de la pubertad, el desarrollo de la pelvis es paralelo en mujeres y hombres. A partir de ese punto, la pelvis femenina empieza a diferenciarse de la del hombre, ampliándose para facilitar el parto.
“El ensanchamiento alcanza su punto máximo a los 25 años y se mantiene hasta los 40, lo que coincide con el periodo de máxima fertilidad en la mujer. A partir del inicio de la menopausia, la pelvis se comienza a estrechar y su desarrollo se torna de nuevo similar al de la pelvis masculina”, explica a Sinc Marcia S. Ponce, una de las autoras del estudio.