La inercia diagnóstica hace que los profesionales sanitarios no diagnostiquen alteraciones de los lípidos en un 65,3% de los casos, unos resultados que alertan sobre la necesidad de adoptar una actitud más proactiva en el diagnóstico completo de la dislipemia en la práctica clínica habitual, especialmente si se tiene en cuenta que se trata de una enfermedad ligada a un incremento del riesgo cardiovascular. El estudio publicado en la revista Plos One se enmarca dentro del programa ESCARVAL (Estudio Cardiometabólico Valenciano), en el que participan investigadores de la Universitat Jaume I, la Universitat de València y la Universidad Miguel Hernández de Elche. El proyecto ESCARVAL no solo posibilita la realización de un completo mapa epidemiológico de la situación de enfermedades como diabetes, hipertensión y dislipemia, sino también la posibilidad de producir unas escalas de estratificación de riesgo cardiometabólico propias de la Comunidad Valenciana.