La Amazonia, el mayor pulmón del planeta, sigue sufriendo una sangría mortal. La deforestación corre por los bosques a mayor velocidad cada vez. En abril, se eliminaron a base de talas más de 1.120 kilómetros cuadrados, es decir, una superficie equivalente a dos veces la superficie de Ibiza, y esta devastación no parece tener freno. Según el ministro brasileño de Medio Ambiente, Carlos Minc, ha alertado de que lo peor está aún por venir. La razón es que los problemas económicos impiden a la población pensar en los del medio ambiente. Los agricultores demandan cada vez más terreno y especialmente ahora, cuando les aprieta el alza de precios generalizada.
En veinte años el Gobierno brasileño no ha encontrado soluciones. En ese tiempo, cada diez segundos se destruye de este paraíso verde una superficie como la de un campo de fútbol.