El pasado 15 de agosto se cumplió un siglo de la inauguración del Canal de Panamá, una colosal obra de ingeniería que unió los 80 kilómetros que separan los océanos Pacífico y Atlántico a través del istmo de Panamá. Pero esta faraónica obra, que permitió dinamizar el comercio mundial, se ha quedado pequeña. Bajo el liderazgo de Sacyr, empresas españolas participan en su ampliación con el desarrollo de las nuevas esclusas que incluyen 16 gigantescas compuertas de acero, materiales avanzados y sistemas de comunicaciones y de control.