La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), puso ayer en órbita el satélite Jason-3 para la observación de los cambios en el nivel del mar con la colaboración de la agencia aeroespacial estadounidense (NASA) y la agencia privada SpaceX, propiedad del empresario sudafricano Elon Musk.
La colaboración de SpaceX se basó en aportar su barato y potente cohete Falcon 9, que ha servido a la empresa de Elon Musk para continuar con sus pruebas de aterrizaje y recuperación del cohete en una plataforma no operada por el ser humano en el mar abierto. El propio emprendedor se ha encargado de notificar en Twitter que la recuperación ha fallado por la rotura de una de las patas del cohete.