Perdía la visión, sus manos y sus pies estaban entumecidos, sentía fatiga y perdía el equilibrio, pero los síntomas desaparecían y resurgían de nuevo. Hasta que un día se levantó con la mitad del cuerpo paralizado y entonces llegó el diagnóstico oficial: Lori tiene Esclerosis Múltiple del tipo remitente recurrente. Y Elena también. Lleva 12 años conviviendo con la esclerosis: Pérdida de visión, espasmos, rigidez, hormigueo y fatiga. Cada una ha encontrado su camino para seguir adelante.
La esclerosis múltiple afecta al sistema central nervioso que corta la comunicación con el cerebro y éste no puede enviar mensajes al cuerpo. Una especie de golpe de Estado del sistema inmunológico que lanza ataques contra sí mismo cada cierto tiempo. Es degenerativa y crónica y, de momento, solo hay tratamiento farmacológico. Hay más de dos millones y medio de enfermos en el mundo y al menos 50.000 en España.