Hacía 189 años que no se veía la erupción de un volcán en medio de un glaciar, desde 1821. La lava comenzó a emerger del hielo en la madrugada del domingo, dejando una estampa fascinante. Sin embargo, para quienes viven en las zonas más próximas ha supuesto un incordio. Las autoridades han descartado que la población de esta parte del sur de Islandia esté en peligro, pero unas 500 personas han sido evacuadas de sus hogares como medida preventiva. El volcán, ubicado bajo un glaciar que cubre unos cien kilómetros cuadrados, tiene una altura de 1.666 metros y su cráter tiene un diámetro de entre 3 y 4 kilómetros.
El flujo de lava procedente del glaciar es constante. Un manto de cenizas está cayendo sobre las poblaciones más próximas y muchos lugareños aseguran que han visto luces brillantes emanando del glaciar. Varios vuelos internacionales que se dirigían a Reikiavik han tenido que dar media vuelta. Gran parte del espacio aéreo islandés ha sido cerrado. Desde 1963 ha habido 21 erupciones en Islandia, uno de los países con más actividad volcánica. La última tuvo lugar en 2004.