Las aplicaciones que se le están dando a Kinect, el sensor de movimientos de la consola Xbox de Microsoft, están sorprendiendo incluso a los creadores de esta tecnología. En España ya se está usando para mejorar la calidad de vida de enfermos de alzhéimer, en quirófanos y en programas de rehabilitación, gracias a la capacidad de este dispositivo de reconocer el cuerpo, los gestos y los movimientos.