Más del 80% de la población mundial vive bajo cielos contaminados por luces artificiales, y una tercera parte no puede ver la Vía Láctea por la noche debido al brillo que proyectan. Así lo recoge un nuevo atlas mundial de la contaminación lumínica (aquí animado en vídeo con nuestro planeta rotando), una consecuencia del desarrollo tecnológico y con efectos negativos para la vida silvestre y nuestra visión directa del cosmos.