El 19 de febrero de 1473 nacía en Toruń (actual Polonia) el astrónomo Nicolás Copérnico. Pasó a la historia por el desarrollo de la teoría heliocéntrica del sistema solar, es decir, por formular que la Tierra y los planetas se mueven alrededor del Sol, una idea concebida en primera instancia por Aristarco de Samos.
Su libro, De revolutionibus orbium coelestium está considerado como el punto inicial de la astronomía moderna, además de ser una pieza clave en la revolución científica en la época del Renacimiento.
Copérnico pasó cerca de veinticinco años trabajando en el desarrollo de su modelo heliocéntrico. En aquella época resultó difícil que los científicos lo aceptaran, ya que suponía una auténtica revolución, una ruptura con la ideología religiosa medieval.
La sustitución de un cosmos cerrado y jerarquizado –con el hombre como centro– por un universo homogéneo e indeterminado, situado alrededor del Sol, hizo dudar a Copérnico a la hora de presentar su obra, ya que era consciente de los problemas que tendría con la Iglesia. Finalmente se publicó el año de su muerte, que ocurrió el 24 de mayo de 1543 en Frombork (Polonia). En el año 2005 un equipo de arqueólogos halló su tumba en la catedral.
Copérnico proporcionó las bases que permitieron a Newton culminar la revolución astronómica, al pasar de un universo geocéntrico a otro heliocéntrico y cambiando irreversiblemente la visión del cosmos que había prevalecido hasta entonces.