El 27 de febrero de 2004 el Gobierno de España aprobó un acuerdo que supondría la instalación de lo que, hace diez años, sería la cuarta computadora más potente del mundo. El contrato, firmado con IBM, traería un año después un ordenador que fue bautizado como MareNostrum y que puso al país en el mapa de la supercomputación.
El MareNostrum está instalado en el Barcelona Supercomputing Center, una institución perteneciente al Ministerio de Economía y Competitividad (51%), la Generalitat de Catalunya (37%) y la Universidad Politécnica de Cataluña (12%) y se caracteriza por estar integrado en una antigua capilla hoy desacralizada.
La potente computadora ha ayudado a distintas disciplinas científicas a resolver algunas de las cuestiones más relevantes de la actualidad, como la descodificación del genoma humano, la investigación de la estructura de proteínas, la predicción meteorológica o el diseño de nuevos fármacos.
Esta herramienta ha significado un gran progreso para la comunidad científica española, ya que hace posible el desarrollo de proyectos que, hasta el momento, sólo podía llevarse a cabo en los centros internacionales.