El 4 de octubre de 1991 se firmaba en Madrid el Acuerdo por el que se declaró a la Antártida reserva natural para la paz y la ciencia. Este un acuerdo que complementa al Tratado Antártico y tampoco afecta los derechos y obligaciones adquiridos por los otros instrumentos internacionales en vigor dentro del Sistema del Tratado Antártico.
El pacto prohibía e expresamente cualquier tipo de actividad relacionada con los recursos minerales antárticos. Entre las medidas previstas, se incluyeron la evaluación de impacto sobre el medio ambiente, la conservación de la flora y la fauna antártica, la eliminación y tratamiento de residuos.
Además, se establecieron planes para la prevención de la contaminación marina, un sistema de áreas protegidas y la responsabilidad emanada de emergencias ambientales.