El 9 de enero de 1839 la Academia de Ciencias Francesa anuncia al mundo la creación del daguerrotipo, el primer proceso fotográfico capaz de plasmar una imagen real sobre una superficie de manera eficaz para su explotación comercial.
El sistema fue perfeccionado por el químico y artista galo Louis Daguerre en colaboración con el también francés Joseph Niépce. Este daguerrotipo creaba una imagen sobre una hoja de cobre recubierto de haluro de plata, un compuesto fotosensible.
El proceso utilizaba el calor para mostrar dicha imagen de manera latente. Posteriormente, esa imagen se convertía en fija tras la inmersión de placa de cobre en una solución de hiposulfito de sodio.
Aunque el daguerrotipo no era el único método para conseguir fotografías sí fue el primero en reducir el tiempo de producción por lo que se convirtió en el primer proceso rápido comercialmente viable del sector. Sin embargo, aún existían problemas ya que la imagen, una vez plasmada en la hoja de cobre, no podía ser reproducida.
Su expansión e impacto fue notable aunque rápidamente fue sustituido por otros nuevos avances tecnológicos. En 1860 el daguerrotipo había sido reemplazado en gran medida por la impresión en álbum, un proceso desarrollado por el también francés Louis Désiré Blanquart capaz de producir una fotografía en papel a través de un negativo.