En marzo de 1989 el petrolero Exxon Valdez derramó 257.000 barriles de crudo en el estuario del Príncipe Guillermo (Alaska). Se trata de una de las peores tragedias ecológicas de todos los tiempos, ya que los millones de litros de petróleo vertido se expandieron sobre más de 2.000 kilómetros de costa de una enorme riqueza ecológica.
El buque zarpó de la terminal petrolera de Valdez, en Alaska, a las 21:12 horas del 23 de marzo de aquel año con destino a Long Beach (California). La vía de salida estaba cubierta por icebergs, por lo que el capitán, Joseph Jeffrey Hazelwood, solicitó el permiso de la Guardia Costera para salir a través de la vía de entrada. Al día siguiente, el 24 de marzo, alrededor de las 00:04 horas, el petrolero colisionó contra un arrecife de coral. Sin embargo, la cadena de acontecimientos que llevaron al choque permanece aún sin aclarar.
Aunque el desastre del Exxon Valdez no se encuentra entre los 50 mayores vertidos de crudo de la historia, este derrame no tiene rival, ya que ocurrió en una zona con una abundante vida silvestre. Miles de animales murieron como resultado de esta tragedia, incluyendo aproximadamente 250.000 aves marinas y 2.800 nutrias. La limpieza costó unos 2.000 millones de dólares. A pesar de ello, algunas áreas de la costa todavía siguen hoy contaminadas.
Tras el accidente, el buque fue reparado y cambió de propietarios y de nombre varias veces para continuar su servicio por Asia, Oriente Medio y Europa –hasta que la UE prohibió a los petroleros monocasco operar en sus aguas–. Finalmente el 30 de julio de 2012 la corte suprema de India dio permiso a sus propietarios para embarrancarlo en la costa de Guyarat para su desmantelamiento.