El Real Observatorio de Greenwich fue fundado durante el reinado de Carlos II en Gran Bretaña, para tratar de perfeccionar la navegación y la astronomía. Uno de los principales problemas que se tenían que resolver entonces era que los barcos no contaban con formas precisas de determinar la longitud a la que se encontraban. Tras 40 años de trabajo, el relojero John Harrison resolvió el problema con una serie de relojes de resorte y un siglo después, casi tres cuartas partes del comercio global usaba cartas de navegación basadas en Greenwich. En 1884 una conferencia internacional declaró a Greenwich el primer meridiano del mundo.
Hoy en día, el Real Observatorio no se encuentra en Greenwich sino en Cambridge ya que el crecimiento de la ciudad de Londres, y la contaminación lumínica y atmosférica que acarrea, dificulta la observación astronómica.