La revista científica Nature publicaba el 27 de febrero de 1932 un artículo de James Chadwick (Manchester, Reino Unido, 1891 – 1974) que cambiaría nuestra concepción de la materia, titulado Possible Existence of a Neutron.
Unos meses después, el 1 de junio, la Royal Society publicaba un segundo artículo en el que el físico y premio Nobel probaba, finalmente, la existencia del neutrón.
Chadwick bombardeó una delgada lámina de berilio con partículas alfa y el metal emitió una radiación de muy alta energía, similar a los rayos gamma.
Experimentos posteriores demostraron que esos rayos realmente constan de un tercer tipo de partículas subatómicas, a las que Chadwick llamó neutrones debido a que eran eléctricamente neutras.
Con este descubrimiento se ofrecía por primera vez una imagen completa del átomo, algo de importancia capital para la física y la química. De hecho, el trabajo de Chadwick fue decisivo para la creación de la bomba atómica.
“Me di cuenta de que la bomba atómica no solo era posible, también inevitable. Entonces empecé a tomar somníferos. Era el único remedio", llegó a declarar. A pesar de los remordimientos, en 1945 formó parte del Proyecto Manhattan en Estados Unidos.