A pesar de que su existencia se truncó demasiado pronto, en 44 años a Antoine de Saint-Exupéry (Lyon, 29 de junio de 1900 – Costa de Marsella, 31 de julio de 1944) le dio tiempo a vivir varias vidas.
Escritor, poeta, piloto y reportero, Saint-Exupéry fue pionero en los vuelos postales internacionales de Francia a Senegal y por América del Sur que quedaron plasmados en sus primeras novelas como El aviador (1926), Correo del Sur (1929) y Vuelo nocturno (1931).
A partir de 1932, el piloto se dedicó al periodismo y a las incursiones aéreas. Publicó grandes reportajes en Vietnam (1934), Moscú (1935) y España (1936), para hacer la cobertura de la guerra civil. Todos estos artículos le ayudaron a reflexionar sobre la condición humana y resultaron en el libro Tierra de hombres (1939), gracias al cual recibió el gran premio de novela de la Academia Francesa.
En 1939 se convirtió en capitán del Ejército del Aire francés antes de partir en 1940 a Nueva York, donde pretendía hacer oír su voz para que los EE UU participaran en la II Guerra Mundial. Es durante su estancia en el país norteamericano que el francés escribió su obra más famosa y popular: El Principito (1943).
Saint-Exupéry se inspiró en una de sus experiencias en el desierto del Sáhara como punto de partida de este libro filosófico y poético con apariencia de cuento infantil que ilustró él mismo. Tras una avería en 1935 junto al copiloto André Prévot, los dos hombres se quedaron sin provisiones y al borde de la deshidratación durante cuatro días antes de ser rescatados.
Símbolo de la Resistencia, el piloto soñaba con entrar en acción. En 1944 se unió a una unidad de reconocimiento fotográfico para el desembarco en el sureste de Francia. Ese sería su último vuelo el 31 de julio de 1944. Su avión desapareció en el mar y no fue oficialmente encontrado e identificado hasta septiembre de 2003 frente a las costas de Marsella.