Tras meses de trabajo, el 17 de octubre de 1919 el proyecto ideado por los ingenieros Carlos Mendoza, Miguel Otamendi y Antonio González Echarte para desarrollar un ferrocarril suburbano para la ciudad de Madrid vio la luz.
Ese día el rey de España Alfonso XIII inauguró oficialmente la primera línea del Metro entre la Puerta del Sol y Cuatro Caminos. Esta conexión subterránea disponía de una longitud total de 3,48 km y ocho estaciones: Cuatro Caminos, Ríos Rosas, Martínez Campos, la actualmente estación-museo de Chamberí, Bilbao, Hospicio, Red de San Luis y la Puerta del Sol.
Los túneles por los que circulaba el nuevo medio de transporte partían de la Glorieta de Cuatro Caminos, y discurrían bajo las calles de Santa Engracia, Luchana, Fuencarral y Montera, hasta la Puerta del Sol.
Los trenes realizaban el recorrido en un tiempo de diez minutos, lo que suponía una notable reducción frente a otros medios de transporte de la época. Después de diez días, el 31 de octubre se abrió el servicio al público.
El nuevo medio de transporte tuvo una gran acogida entre los madrileños y en solo un año contabilizó más de 14 millones de viajeros.