El zorzal alirrojo (Turdus iliacus) solía invadir los países europeos en los inviernos grises y desapacibles, y se distribuían —a menudo en compañía de especies afines— por los cultivares, los sotos, las viñas y los bosques de la Península y Baleares. Sin embargo, la presencia de esta especie migradora que cría en las altas latitudes de Europa se hace cada vez más extraña.