Al igual que una tribu sin contactar en las profundidades de una selva, la lejana galaxia WLM ofrece una rara visión de la naturaleza galáctica poco alterada por su entorno.
Esta escena, captada desde Chile por la cámara OmegaCAM, instalada en el telescopio VLT del Observatorio Europeo Austral (ESO), muestra a la solitaria WLM.
Aunque se considera parte de nuestro grupo local de galaxias, formado por docenas de ellas, WLM permanece aislada en los bordes exteriores del grupo, convirtiéndola en uno de sus miembros más remotos. De hecho, es tan pequeña y está tan apartada, que quizá no haya interactuado nunca con ninguna otra galaxia en toda la historia del universo.
WLM fue descubierta en 1909 por el astrónomo alemán Max Wolf e identificada como una galaxia unos quince años más tarde por los también astrónomos Knut Lundmark y Philibert Jacques Melotte, de ahí su inusual apodo. Esta oscura galaxia se encuentra en la constelación de Cetus (el monstruo marino), a unos tres millones años luz de nuestra Vía Láctea.