El conocido como “humo de tercera mano”, adherido a la piel o a la ropa, es el responsable de los elevados niveles de nicotina que presentan los bebés que comparten habitación con padres fumadores. Así se desprende de un estudio realizado en Cataluña, que además revela que ventilar las habitaciones no resulta efectivo para reducir la concentración de tóxicos del tabaquismo pasivo.