Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad de Barcelona demuestra que las crías de garza del río Ebro muestran síntomas de impacto ambiental debido a la contaminación de la zona. Los investigadores analizaron muestras de sangre de más de 60 crías de cuatro especies distintas, anotando el número de aberraciones celulares – un índice de la capacidad de la contaminación ambiental para producir lesiones genéticas – en cada una de ellas. Los resultados arrojaron recuentos de tres a seis veces superiores en aquellas aves que habitaban en las zonas más contaminadas del río, como el embalse del Flix. También se observó un impacto, aunque menor, en la zona del delta del Ebro, que a pesar de estar especialmente protegida sufre un significativo impacto ambiental como consecuencia del cultivo intensivo del arroz y el control de plagas de insectos y crustáceos.