Investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid colaboran con varias empresas del sector aeronáutico para estudiar los daños que producen los impactos de cuerpos externos contra las aeronaves durante las maniobras más peligrosas del vuelo: el despegue y aterrizaje. Para ello utilizan los sistemas de lanzamiento neumático de este laboratorio, que consisten en tubos de una longitud de unos 4 metros que permiten reproducir el impacto y choque en elementos estructurales del fuselaje, alas, estabilizadores o góndolas de las aeronaves en un rango de velocidades entre 300 km/h y 3.000 km/h.
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