Las plantas que tienen ciclos reproductivos más rápidos evolucionan antes. Esta idea, formulada por primera vez en 1916, ha dejado de ser una hipótesis gracias al trabajo de un equipo de investigadores de la Universidad de Yale. Los científicos estadounidenses se han valido de técnicas informáticas que les han permitido manejar una enorme cantidad de datos. Así, si antes los estudios para confirmar este tipo de hipótesis manejaban los datos de 50 tipos de especies, en este caso han llegado a contar con series de datos de más de 4.500 especies.
El análisis se dedicó a evaluar los datos de secuencias de ADN de cinco linajes evolutivos principales en las angiospermas, y a construir árboles filogenéticos utilizando nuevas técnicas. Esto les permitió observar un patrón claro, por el cual las plantas que tiene un tiempo más corto de generación (desde que germinan hasta que germina una de las semillas que han producido) suelen mostrar unos ritmos más rápidos de evolución molecular. Por el contrario, los árboles más longevos y los arbustos evolucionan más despacio y sus ritmos de evolución son menos variables.