La sonda Luna 2 se convirtió el 14 de septiembre de 1959 –ahora se cumplen 55 años– en el primer ingenio humano en llegar a la superficie de la Luna, al impactar cerca de los cráteres Arístides, Arquímedes y Autolycus.
La Unión Soviética se apuntaba de esta manera un tanto en la incipiente carrera espacial. Alcanzar nuestro satélite no era su única misión. Antes de su abrupto alunizaje, la nave tuvo tiempo de enviar datos que confirmaron, entre otras cosas, que la Luna no tenía campo magnético o cinturones de radiación, tal y como los tiene la Tierra.
Este fue el segundo lanzamiento del ambicioso programa Luna, que durante la década de los 50, 60 y 70 del siglo pasado se dedicó a recopilar información sobre el ambiente lunar para preparar un futuro intento de la URSS de poner un hombre en la Luna, lo que jamás llegó a materializarse.
Cuatro sondas (2, 9, 13 y 15) llegaron a la Luna antes de Neil Armstrong, pero el programa llegó a su fin con el Luna 24 en el año 1976. A pesar del fracaso que supuso para la Unión Soviética no conseguir que un cosmonauta pusiera sus pies en el satélite, el programa Luna debe ser considerado un éxito. Entre sus logros y primicias científicas se cuentan: el primer sobrevuelo lunar (Luna 1), el primer alunizaje (Luna 2), la primeras fotografías de la cara oculta de la Luna (Luna 3), el primer descenso suave con éxito en la superficie (Luna 13), el primer análisis de suelo o el primer despliegue de un vehículo (Luna 17).
En la imagen, la sonda espacial Luna 2.