Las auroras boreales y australes son fenómenos luminosos propios de los polos de la Tierra, pero entre 1780 y 1825 se observaron 19 en Barcelona. Así se recoge en la documentación que elaboró el doctor Francisco Salvá y Campillo en aquella época, y que ahora un grupo de investigadores extremeños y catalanes ha sacado a la luz. En latitudes tan bajas como la Península Ibérica se podrían volver a ver auroras si se produce una gran tormenta solar.