Silbo es un robot submarino o glider de unos dos metros de longitud y poco más de 70 kilogramos de peso que no se caracteriza por su gran velocidad –se desplaza entre 17 y 20 kilómetros al día–, pero sí por su silenciosa navegación, su bajo consumo gracias a baterías de litio –recorre 7.500 kilómetros con el equivalente a medio litro de gasolina–, y la valiosa información que recoge.
El pequeño Silbo, de color amarillo, y otro vehículo sumbarino, RU29, surcan los océanos en busca de información en la misión Challenger One, una iniciativa internacional entre la Universidad de Rutgers (EEUU), la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN) y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), junto a la empresa Teledyne Webb Research (TWR), fabricante de los dispositivos.