La prueba definitiva de la eficacia del submarino diseñado por Isaac Peral tuvo lugar el 7 de junio de 1890, cuando se sumergió a 10 metros de profundidad, navegó durante una hora y emergió en unas coordenadas preestablecidas.
La tripulación durante aquella demostración constaba de cinco oficiales y cinco marineros, expertos en mecánica, electricidad y torpedos, acompañados por Peral, que ejercía de comandante.