El 22 de noviembre de 2014 los astrónomos observaron un raro fenómeno: el agujero negro supermasivo del centro de una galaxia, situada a casi 300 millones de años luz de la Tierra, engullendo a una estrella pasajera. Las fuerzas de marea del agujero tiraron de ella y generaron una explosión de rayos X, que desde entonces se ha seguido de cerca para aprender más sobre estos oscuros objetos.
Ahora, investigadores en el MIT y otros centros internacionales han revisado los datos recogidos con diversos telescopios (como el XMM-Newton de la ESA y Chandra y Swift de la NASA) y han descubierto que el pulso de rayos X –ilustrado como un punto blanco alargado en la imagen– curiosamente es intenso, estable y periódico. La señal parece emanar de un área muy cercana al horizonte de sucesos del agujero negro (el punto de no retorno), se ilumina y desaparece cada 131 segundos y persiste durante al menos 450 días.
Dada la proximidad de la señal al agujero negro y considerando su masa, un millón de veces mayor que la del Sol, el equipo ha calculado que el agujero negro está girando a aproximadamente al 50 % de la velocidad de la luz.
El estudio se ha presentado esta semana en la revista Science y en el congreso de la Sociedad Astronómica de EE UU que se está celebrando en Seattle.