Tanto el capitán del Prestige, Apostolos Magouras, como el jefe de máquinas del buque, Nikolaos Argyropoulos, acusados por la catástrofe medioambiental derivada del hundimiento del petrolero frente a las costas gallegas en noviembre de 2002, han sido absueltos por el tribunal encargado del juicio.
Tan solo se ha condenado con una pena leve de nueve meses de prisión al primero –que no cumplirá– por desobediencia grave a la autoridad.
El hundimiento del Prestige causó una marea negra frente la Costa da Morte (Galicia) en noviembre de 2002. Tanto por la cantidad de contaminantes como por su extensión, es una de las catástrofes medioambientales más grandes de la historia de la navegación.