Uno de los momentos más discutidos y borrosos de la Historia es el tiempo en que nos convertimos en la única especie humana sobre la tierra. ¿Neandertales y el hombre moderno lucharon entre sí ferozmente, o la convivencia entre ambos fue pacífica? Uno de los raros yacimientos europeos de esta época en los que el hilo del tiempo ha quedado impreso sin interrupciones es la cueva de La Güelga, cerca de Cangas de Onís, que conserva los restos de los últimos neandertales hallados en Asturias.
Frente a la escasez de evidencias científicas relativas a esta etapa, el yacimiento de La Güelga guarda restos que pueden contribuir a explicar cómo fue el proceso de extinción neandertal en Europa. De hecho, la presencia en la misma cueva de restos neandertales y de hombres modernos plantea la posibilidad de que ambos grupos se alternasen en su uso. Y la cercanía del yacimiento de El Sidrón en Piloña, “algo nunca visto hasta ahora y equivalente a Atapuerca para los neandertales” permitiría estudiar las relaciones de parentesco entre ambas poblaciones en caso de encontrar ADN en La Güelga, afirma Mario Menéndez, director de la UNED en Asturias y coordinador del equipo científico que trabaja en este yacimiento.