La estructura que tienen algunas rocas del desierto de Atacama (Chile) permite la existencia de ecosistemas complejos en su interior, según un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Para protegerse de los rayos ultravioletas las algas producen carotenoides y las cianobacterias escitonemina, sustancias que podrían usarse para desarrollar protectores solares.