Un equipo internacional de astrónomos, liderado desde el instituto ETH en Zúrich (Suiza), ha descubierto brillantes nubes o halos de gas en cada uno de los 19 cuásares (18 mostrados en la imagen) que han observado con MUSE, un instrumento instalado en el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral (ESO), en Chile.
Los científicos se preguntan si el hecho de haber observado halos en todos los cuásares (algo muy poco probable) se debe a alguna peculiaridad de la muestra o a la potencia del instrumento.
Los cuásares son fuentes astronómicas de energía electromagnética y, en este caso, corresponden a galaxias activas, creadas menos de 2.000 millones de años después del Big Bang.
En su interior esconden agujeros negros supermasivos, que consumen estrellas, gas y otros materiales a una velocidad extremadamente alta. Esto provoca que el centro de la galaxia emita enormes cantidades de radiación, haciendo de los cuásares los objetos más luminosos y activos del universo.
Por su parte, los halos detectados se extienden hasta 300.000 años luz de distancia de los centros de los cuásares y están formados por gas intergaláctico relativamente frío, a aproximadamente 10.000 grados centígrados.
Esto ha sido toda una sorpresa para los astrónomos, ya que entra en conflicto con los modelos actualmente aceptados sobre la estructura y la formación de las galaxias en el universo temprano, que sugieren que el gas, estando tan cerca de las galaxias, debería tener temperaturas de más de un millón de grados.