Cuando se pensaba que en la Península Ibérica estaban ya descubiertas casi todas las plantas, investigadores españoles han descubierto Taraxacum decastroi y Taraxacum lacianense, dos “dientes de león” de los Pirineos y de la Cordillera Cantábrica, respectivamente. El hallazgo confirma la situación privilegiada de España como foco de biodiversidad.