Científicos del grupo de Conservación, Información y Estudio sobre cetáceos (CIRCE) han detectado en el Estrecho de Gibraltar como en las últimas semanas más de una docena de cachalotes se relacionan y alimentan en la zona.
El Estrecho es uno de los puntos con más tráfico marítimo del planeta, con más de 100.000 buques cruzando anualmente sus aguas, un dato que no ha frenado la visita de varios grupos de cachalotes año tras año, donde comparten espacio con calderones comunes, delfines mulares u orcas, entre otras especies.
Se ha podido ver además a Amanita un cachalote que fue fotografiado por primera vez en 1998 y que gracias al patrón de coloración característico de su aleta caudal, con una mancha blanca por el lado izquierdo y tres por el derecho, se ha podido identificar diecisiete años después del primer avistamiento.
“Amanita es solo un caso más, peculiar porque es fiel al Estrecho año tras año y porque se demuestra la fidelidad de estos mamíferos marinos con estas aguas, a las que vienen a alimentarse en esta época del año. Debemos protegerlos mediante la creación de un Lugar de Importancia Comunitaria que lleve consigo un plan de gestión para la zona”, apunta Philippe Verborgh, presidente de CIRCE.