El Premio Nobel de Química 2017 ha reconocido a los impulsores de la criomicroscopía electrónica, una técnica para visualizar en alta resolución las biomoléculas, a las que se congela en plena actividad. En este ejemplo se muestran (a la izquierda) agregados de huntingtina, una proteína asociada a la enfermedad de Huntington, captados en el interior de una célula humana. A la derecha, análisis computacional de esa imagen, mostrando en color la orientación relativa de las fibras.
Científicos del Instituto Max Planck de Bioquímica (Alemania) han podido analizar así la estructura de las fibras de huntingtina in situ y ver cómo interactúan y distorsionan el retículo endoplasmático celular, según publican en Cell. “Usamos un tipo de criomicroscopía electrónica para investigar la estructura de agregados proteicos relacionados con enfermedades neurodegenerativas, lo que nos permite entender mejor sus interacciones tóxicas con la célula, y estudiar cómo estas pueden llegar a causar la muerte de las neuronas”, señala el español Rubén Fernández-Busnadiego, que trabaja en este instituto alemán.